16 mar 2011

Ángel

Podía verlo.

Y sin embargo, no podía tocarlo.

En aquel preciso instante supe que los ángeles existían. ¿Cómo negarme a creerlo cuando mis ojos, aunque imperfectos, me decían a gritos que el ser más perfecto en el universo estaba frente a mi?

Podía escuchar como una pequeña parte de mis subconsciente susurraba reproches a mi corazón, reproches llenos de razón y lógica. Aún así, siendo consciente de que aquello no tenía ni pies ni cabeza, mi corazón se negaba a aceptarlo.

Y me sentí estúpidamente feliz, tan torturada como estúpidamente feliz.

¿Hacía cuanto que no sucedía que el sentimiento nacido en mi pecho no era más fuerte que el pensamiento nacido en mi cabeza?

Siempre me guié conforme a lo que dictaba el poderoso cerebro con el cual había sido bendecida. Y consideraba una perdida de tiempo el siquiera detenerme a considerar lo que un órgano que incluso puede ser reemplazado sentía de vez en cuando. Que tonta fui al no darme cuenta del verdadero don con el que había sido bendecida, ese que latía fuertemente en mi pecho en aquel instante.

¿Cuánto tiempo estuve haciéndome daño?

Supe que había sido mucho, mucho tiempo cuando una lágrima que  enseguida se convirtió en un torrente comenzó a brotar de mis ojos. Y él sonrió. ¿Cuánto más podría soportar sin poder tocarlo, ahora que mi corazón aceptaba su presencia?

Me reí de mi misma, de mi sufrimiento, de mi queriendo alcanzarlo, extendiendo las manos desesperadamente hacia él. Y a pesar de que lloraba, sabía que lo merecía; había ignorado tanto tiempo al potente latido en mi pecho que ahora ya no merecía sentir la recompensa que este proporcionaba cuando se le atendía con propiedad. Solté una carcajada angustiada, y fue la primera vez que él dejó de sonreír.

-¿Por qué lloras?

-Es porque no puedo alcanzarte.

-Puedes alcanzarme.

-No, no puedo, es imposible. Por más que estiro mis brazos, por más que intento correr, no puedo alcanzarte.

-Y es porque has hecho todo eso que aunque no puedas alcanzarme, lo harás.

La humedad en mis mejillas se tornaba molesta. ¿Cuánto tiempo más iba a seguir llorando? Me regañaba a mi misma, pero simplemente no podía parar.

-¿A que te refieres?

Sus facciones comenzaba a descomponerse ¿Es que acaso estaba triste? Oh no, no por favor. Si él sufría, ¿a que podría aferrarme yo?

-Es porque te has esforzado, porque has dado todo de ti por alcanzarme, que aunque es imposible para ti lo lograrás. Porque seré yo quien, recompensando tu esfuerzo, se acercará a ti, permitiéndote alcanzarme.

Sí, delante de mi estaba el ser más hermoso que jamás había visto, un ser que con tan solo su presencia obligaba a mis siempre sumisos ojos a revelarse y a derramar aquello que siempre se habían guardado. Era tal su presencia, era tal su poder, era tal su impacto en mi que... de pronto me vi arrodillada en el suelo, incapaz de mantenerme en pie.

-No lo merezco... -sollocé mientras las fuerzas me abandonaba.

-Cuando te niegas a creer, a sentir, realmente no lo mereces.

Sentí que me desmoronaba. Mis manos se aferraban a mi cara, tratando de esconder, de enterrar mi miseria en las débiles palmas que poseía.

-Pero lo has aceptado, te has dado cuenta. ¡Al fin! Eh estado esperando tanto tiempo por esto, amor mío... Al fin has reconocido que puedo entrar en tu vida.

-Yo no podría vivir más si tú no estás en mi vida.

-Y yo no he comenzado a vivir hasta ahora, que puedo escuchar esas palabras de tus labios.

Y como si de verdad lo mereciera, aquel ser inhumano que me sobrecogía tan solo con su mirada se arrodilló frente a mi, rodeándome con sus fuertes brazos. Como si de una órden dada por su abrazo se tratara, mis ojos dejaron de deshidratarse, mis manos bajaron de mi rostro hasta aferrarse a sus brazos y mi boca comenzó a emitir suspiros, como los que recordaba de cuando, después de llorar mucho de pequeña, solo quedaba el rezago de lo que una vez fue llanto incontenible.

-Pero debes regresar.

-No lo haré.

-Tienes que hacerlo, amor mío. No seré capaz de estar con tigo si no lo haces.

-¡No voy a dejarte!

-Ni yo. Jamás podría hacerlo. Estaré contigo siempre. Cuando mires, cuando toques, cuando sientas, ahí estaré. Siempre, para ti, contigo.

-No me hagas esto, por favor. Ahora que al fin puedo verte con claridad, ahora que al fin puedo tocarte, ¿voy a perderte?

-Te equivocas, amor mío. Siempre he sido tuyo, siempre lo seré. Esperaba tan solo el momento en que por fin decidieras aceptarme para poder estar contigo, pero la verdad es que siempre lo eh estado. ¿No te diste cuenta? Pero debes regresar, debe ser ahora, o de lo contrario me separarán de ti y entonces seré yo el que no lo soportará. ¿Lo harás por mi?... no, ¿lo harás por ti? Porque si lo haces por ti, entonces lo haces por mi.

-¿De verdad estarás siempre conmigo?

-Siempre.

-¿Y te volveré a ver?

-No podría seguir viviendo si no tuviera esa seguridad.

-¿Cuándo?

-Amor mío, debes irte...

-¿Cuándo? ¿Cuándo será?

-Adiós... sabes que te amo, ¿verdad?

-No... ¡No! ¡Yo también te amo! Espera, vuelve, ¡no!

Y de pronto... vacío.

-... está... respirando... traigan... camill... ambulan... no muevan...

¿Que había pasado?

Oh, ahora lo recuerdo. Iba en el autobús. ¿Dónde esta mi revista? Traía una revista en las manos... ¿Manos? No puedo sentir las manos. Pero puedo sentir calor. Si tan solo fuera el calor de los brazos rodeándome de...

-Señorita, ¿puede escucharme?

¿Quién está hablándome? Que molesto, su voz es tan molesta. No hable más, por favor, déjeme recordar la voz de...

-Sus pupilas de dilatan, esta consciente, pero no creo que pueda escucharnos, esta en shock. Rápido, traigan una camilla. Dios, si aquel hombre no nos hubiera avisado... Cayó tan lejos del autobús. Habríamos tardado horas en encontrarla.

Mi corazón dio un vuelco. Sí, mi corazón. Ahora soy más consciente de todo lo que siente. Ahora le permito sentir. Aquella molesta voz, cuando había hablado de aquel hombre se había tornado en la más hermosa melodía.

-Án..Ángel...

-Oh, ¡rápido! ¡Ha despertado! Sentirá mucho dolor señorita, debe ser fuerte. La llevaremos al hospital. Hoy ha sido muy afortunada, sigue viva, sigue viva, recuerde eso.

-Hoy... afortunada... sí.

Estaba tan cansada, cada centímetro de mi cuerpo dolía. Pero mi corazón era feliz. Estúpidamente feliz. Porque al fin le había permitido sentir, porqué lo que sintió cuando se le dio permiso fue lo más maravilloso que jamás había experimentado en su vida.

Porque ahora se sentía rodeado por aquel ser tan perfecto.

Porque ahora que mi mano colgaba débil fuera de la camilla, ya no se sentía sola. Porque cuando abrí los ojos, lo único que pude ver fue sonrisa.

Hoy fui afortunada. La más afortunada del mundo. Hoy al fin recordé lo que siempre supe, que los ángeles existen, y el mío está ahí, esperándome.

Espérame tú también. Volveré a ti.

_______________________________________________________

Aqui les dejo el escrito hecho por Valeria para el blog. Apoco no es hermoso?! Aplausos para ella! *clapclapclap xD*

P/D: Gracias por tu sugerencia Filips, la tomare en cuenta para la próxima entrada,ahora subo esto como flash y no me da el tiempo xD.

3 comentarios:

Felipe I. dijo...

Emocionante. Es todo lo que puedo decir.

Felicitaciones a Valeria por escribir algo que aunque te hace sospechar el final al principio, el relato tan dramáticamente romántico te mantiene atento al texto. Y finalmente, si se cumple lo que sospechaba el lector, lo hace de una manera cruda y lastimera.

Felicitaciones a vos también joven bloggera por traernos este texto tan bello.

Seguiré pasando por acá.

Tomate tu tiempo. Suerte!

Mariana ★ dijo...

Muy lindo, de verdad.
No se puede decir mucho más.

Agustina dijo...

Te sigoo :)